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Bruce, Brenda, David y el doctor Money

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LA PORTERA: ¿Que no está muerto? Ustedes sin salir de este aire no perciben la corrupción que tiene.
BASILIO SOULINAKE: ¿Podría usted decirme, señora portera, si tiene usted hechos estudios universitarios acerca de medicina? Si usted los tiene, yo me callo y no hablo más. Pero si usted no los tiene, me permitirá de no darle beligerancia, cuando yo soy a decir que no está muerto, sino cataléptico.
LA PORTERA: ¡Que no está muerto! ¡Muerto y corrupto!
BASILIO SOULINAKE: Usted, sin estudios universitarios, no puede tener conmigo controversia. La democracia no excluye las categorías técnicas, ya usted lo sabe, señora portera.
Ramón María del Valle-Inclán (Luces de Bohemia,  escena XIII)

 

El doctor John Money, psicólogo neozelandés, se había doctorado en Harvard y desde 1951 hasta su retiro fue profesor de pediatría y psicología médica en la Universidad John Hopkins, en Baltimore. Su reputación como científico estaba fuera de toda duda y hasta su muerte ha recibido honores y distinciones. En el ambiente de los años 60 emergió como una figura relevante con teorías bastante radicales. La principal es que la identidad de género (sexual, no gramatical) se aprende, viene dada por la educación y no por factores biológicos. Cuando conoció el caso de Bruce Reimer quiso demostrar su teoría: Bruce se convertiría en Brenda, se le educaría como una niña y sería una niña el resto de su vida. El experimento salió muy mal.

Todo empezó en 1965 en Winnipeg, Canadá. Janet y Ron Reiner llevaron a sus gemelos, Bruce y Brian a ser operados de fimosis cuando tenían 8 meses de edad. La circuncisión de Brian fue normal pero la de Bruce, en la que se usó un cauterizador eléctrico, fue un desastre y acabó quemándole el pene. En aquella época las técnicas de reconstrucción genital estaban poco avanzadas así que mucho no se podía hacer.

Un día los Reimer estaban viendo la tele y apareció aquel doctor, una eminencia, hablando sobre sus teorías de la identidad de género. Money decía que la identidad sexual se aprende durante la infancia y que, por tanto, podía ser dirigida mediante una educación apropiada. Los Reimer estaban angustiados y desorientados y las teorías de Money fueron un rayo de esperanza. Se fueron a Baltimore a ponerse en manos de un experto.

A Bruce lo convierten en Brenda

Money se encontró un caramelo para experimentar. Dos hermanos gemelos que compartían genes y ambiente familiar y que  podían ser educados uno como hombre y otro como mujer. Brian sería el sujeto de control, mientras que a Bruce se le extirparon los testículos. A partir de aquel momento se convirtió en Brenda. Money les dijo a los Reimer que era fundamental que nunca hablaran del tema ni le contaran a Brenda que había nacido como varón.

Su infancia no fue fácil, en el colegio no se socializaba normalmente, nunca se sintió una niña normal. Para el doctor Money, mientras, la cosa funcionaba de maravilla. En sus notas describe como la identidad femenina de Brenda se iba consolidando. “Su comportamiento es claramente como el de una niña, muy distinto a las maneras de su hermano gemelo”.  Tal vez desconocía que los Reimer, por voluntarismo o por no defraudar al doctor, en las entrevistas de control mentían acerca del éxito del experimento.

Pero, a pesar del tratamiento con estrógenos, conforme Brenda fue creciendo su identidad sexual era más borrosa y ese hecho era cada vez más difícil de ocultar. Ante las vías de agua en su teoría, Money intentó adaptar la realidad, cosa que aparte de anticientífica siempre se ha demostrado inútil a largo plazo. Lo peor era el sufrimiento que se le infligía  a Brenda y de rebote a su hermano Brian. Las sesiones de Money eran cada vez más agresivas en su intento de feminizar a Bruce/Brenda, con lo que cada visita era más traumática que la anterior.

En una vuelta de tuerca más el doctor Money sugirió implantar a Brenda una vagina mediante cirugía. Por aquel momento la niña ya sufría fuertes depresiones y fue cuando “el conejillo de indias” se plantó: amenazó con el suicidio si le obligaban a volver a la consulta de Money. Y no volvió nunca más.

Brenda se convierte en David

En 1980 Brenda tenía 14 años y seguía yendo a terapia, ya con otro psiquiatra. Tras una sesión su padre le contó la verdad, lo que supuso un alivio para Reimer, que adoptó una identidad masculina. Nunca pudo ser Bruce y, a pesar del empeño de Money, nunca fue Brenda, así que pasó a llamarse David.  Money pasó de sus notas triunfalistas al más absoluto silencio sobre el caso. Ni una rectificación, ni una explicación, como si jamás hubiera existido. Siguió en su puesto de reputado sexólogo.

David respiró mejor como hombre, aunque tuvo que someterse a diversos tratamientos para revertir la femenización  a la que fue sometido. Aparte de inyectarse testosterona se sometió a una mastectomía y una faloplastia. La última operación consiguió reconstruir un pene bastante normal que, con sensaciones limitadas, le permitía llevar una vida sexual. Recibió una compensación económica por el error de la operación que le practicaron de bebé y a los 23 años se casó con Jane, una madre soltera con tres hijos: pudo fundar una familia como un hombre normal.

En 1997, viendo que Money seguía pontificando como si tal cosa, David sintió la necesidad de rebatirle y evitar que se dieran más casos como el suyo. Accedió a contar su historia a un periodista de Rolling Stone, John Colapinto, que más tarde explicaría todos los detalles del caso en su libro As Nature Made Him: The Boy Who Was Raised as a Girl. En el año 2000 se emitió un documental en el que explicaba su historia.

Si esto fuera un telefilm de mediatarde, Reimer envejecería feliz con su familia pero la realidad fue muy diferente. La familia nunca se pudo recuperar del experimento ya que las relaciones estaban viciadas. En 2002 su hermano se suicida por sobredosis de antidepresivos. Sufría esquizofrenia. No se puede afirmar que los experimentos de Money tuvieran la culpa, aunque no creo que ayudaran mucho. La vida de David tampoco era fácil, tenía problemas económicos y no encontraba trabajo. En 2004 su mujer le pidió el divorcio y él se fue de casa. Tres días mas tarde, aprovechando que ella no estaba, volvió  para coger su escopeta, se metió en su coche y se voló la cabeza.

La publicación del caso de David Reimer sirvió para que las teorías de Money  se relativizaran. Ganaron peso otras que conferían a las hormonas prenatales e infantiles un papel importante en la configuración de la identidad sexual. También se tuvo más cuidado en las operaciones de reasignación de sexo. Aunque el debate entre el peso de la genética y el de la cultura sigue y seguirá.

Teoría contra la realidad

Desde mi condición de profano en la materia lo que me sobrecoge del caso es que este terrible experimento no se realizó en el siglo XVIII, sino en los pasados años 60, cuando el hombre había llegado a la Luna.  No tuvo lugar en Corea del Norte o cualquier oscura dictadura comunista que quieran proponer. Tuvo lugar en la democracia más avanzada del planeta; esa donde el estado mata legalmente, por otra parte. Es la historia de cómo ni siquiera la ciencia está libre del fanatismo, de las terribles consecuencias de una idea llevada al extremo y experimentada en personas. Es la historia de cómo la psicología devino en tortura.

Se puede alegar que la psicología no es una verdadera ciencia. Pero, aparte de que no quiero entrar en tal debate, creo que eso no invalidaría el argumento. La historia nos enseña que ninguna ciencia está a salvo de las garras del fanatismo: médicos y antropólogos nazis probaban científicamente la inferioridad de la raza judía.

Se puede alegar que, aunque no sea lo ideal,  así ha avanzado la ciencia a lo largo de los siglos. No es más que el método ensayo/error. ¿Pero quién decide qué se hace y a quién? ¿Dónde está la línea? Es verdad que la familia Reimer fue voluntariamente al experimento, pero el argumento no vale con un niño y tampoco es muy sostenible ante unos padres angustiados y cegados por el prestigio científico de Money. “Yo admiraba al doctor Money como si fuera un dios”, declaró Janet.

El asunto es complejo y va más allá de un científico malvado tipo cómic. Cada día, personas adultas se presentan voluntarias para experimentos que hacen avanzar el conocimiento general. Pero algo de la envergadura del proyecto de Money debería haber tenido más redes de seguridad. La complejidad a veces nos hace peder el norte. El doctor Money quiso adaptar la realidad a su teoría y perdió de vista la máxima hipocrática: ‘ante todo, no hacer daño’. Tan sencillo y a veces tan difícil.

16 comentarios sobre “Bruce, Brenda, David y el doctor Money”

  1. A parte de lo perverso del asunto (si esto pasa ahora, desbanca fijo en los telediarios al caso de los dos niños asesinados por su padre; ya no digamos a la prima del Riesgo), lo que me sorprende es indecentemente poca rigurosidad científica del asunto. Para demostrar que la identidad sexual no depende de factores biológicos, sino culturales…¿se extirpan testículos? ¿Se hormona? ¿ se utiliza como objeto del experimento a alguien que tiene el pene quemado por accidente?…vamos hombre.
    Este caso es demencial y extremo, pero ha de servir para ejemplificar qué peligrosos son los argumentos pseudocientíficos mal utilizados. Y eso se ve cada día y en cualquier ámbito.

    1. Para acabar de explicarme, eso no fué un experimento científico Miguel, ya que el método no fué científico en absoluto. Tan peligrosa es la ciencia mal utilizada como hacernos creer que algo es científico, sin serlo, para darle credibilidad. Es que la ciencia da un empaque innecesario….que si Ciencias Económicas, Ciencias Sociales, Ciencias de la Comunicación (con perdón;)….en fin.

      1. Y para no ser mal interpretado puntualizo. La ciencia busca la verdad, si es que eso existe. Lo no científico busca lo válido. No se ha de confundir verdad con validez, y a veces es mejor lo válido que lo cierto, ojo.

        1. Interesante dilema sobre lo válido y lo cierto ¿puede ser ‘realmente’ válido lo incierto? ¿hablamos de religión?
          En fin, no quiero ahora meterme en un jardín filosófico pero creo que voy a pensar un poco sobre ello, no todo va a ser porno en internet.

          1. Bueno, de religión o de paternidad por ejemplo…muchos hay que no son padres de verdad, pero mientras lo crean ya vale…por lo tanto puede ser «realmente» válido lo incierto. 😉

      2. En el debate sobre qué es ciencia no voy a entrar porque además creo que vamos a estar de acuerdo. Se usa la palabra ‘ciencia’ porque ésta ha adquirido el prestigio que antes tenían ‘fe’ o ‘religión’, aunque no se si merecidamente. Como decía Machado, no es la ciencia, sino la fe en la ciencia la que derribó a los antiguos dioses (o algo parecido).
        Pero sí tenemos que cuidarnos de una pretendida ciencia que no deja de ser fé (como la del Dr. Money) y que intenta hacer valer sus creencias por encima de la experiencia e incluso el sentido común. Eso es lo que intentaba decir con la introducción de ‘Luces de Bohemia’ de Valle. El sentido común de la portera contra el ‘disparate ilustrado’ del tipo.
        Coincido contigo en que se ve cada día y en cualquier ámbito, esa es la verdadera razón de escribir la entrada.
        Y muchas gracias por leerla y comentarla de forma tan interesante.

        1. Estoy de acuerdo que la identidad sexual no solo es gramatical sino una construcción social cultural, porque depende mucho el estílo de vida que haya tenido para el tipo de ser humano que hoy sea, es decir cada uno es el resultado de…. por ello pienso que lograr le identidad en las personas ya es bastante, sobre todo en una sociedad tan fuerte y marcada como es la nuestra.

          1. Muchas gracias por el comentario, Miriam. El debate que creo que no se solucionará nunca es saber qué tiene más peso; lo ‘genético’ que traes ‘de serie’, por decirlo de alguna manera ; o lo adquirido por educación y experiencia vital.
            Está claro que la cultura en la que naces marca tus creencias, pero tb que dos hermanos viven la misma cultura pero luego la interpretan de diferente forma.
            Aunque no creo que nuestra sociedad sea tan ‘fuerte y marcada’, tal como dices. Al menos no más (ni menos) que otras.

  2. Resulta incómodo para el ser humano, asumir que no todo depende de si mismo. Que hay cosas que nos vienen ya dadas desde el mismo momento en que anunciamos nuestra llegada al mundo con el primer llanto. Nos resulta inquietante y desconcertante pensar que hay cosas que escapan a nuestro control y que no están vinculadas a nuestros actos. Esa falta de control nos deja expuestos a una incertidumbre difícil de asimilar, pero con la que debemos sin duda convivir. La Naturaleza está por encima de nosotros mismos, de nuestro raciocinio…

    1. Es verdad que nunca dependemos sólo de nosotros mismos, por mucho que cierto individualismo radical se empeñe. Y no solo dependemos de la naturaleza, siempre más poderosa, también de las decisiones de otras personas (y no hablo ahora de política). Eso es incómodo, cierto. Por eso supongo que se inventaron las religiones, para explicar todo lo que queda fuera de nuestro control y aliviar esa incertidumbre. Cuando deshechas esas explicaciones religiosas la incertidumbre aumenta y se hace todo aún más difícil.
      Qué ‘sartriano’ ando esta tarde. Voy a ver si me alieno un rato y se me pasa.

      Bienvenida a este rincón y muchas gracias por tu comentario, Teresa.

  3. Buen artículo, sólo un detalle al principio en los primeros parráfos escribiste el apellido como «Reiner» y en los subsecuentes «Reimer» con «m» ¿cuál es el correcto?
    Espero me respondas, saludos.

    1. Hola Joey. Muchas gracias por leer el artículo y me alegro de que te haya parecido interesante.
      Y gracias también por la corrección. El apellido correcto es Reimer, ya está bien puesto. Al escribirlo equivocadamente como Reiner tal vez se me fue la cabeza al director de cine.

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