Mira que era fácil. Tanto indignado, tanto 15M, tanta movilización, con lo que eso cansa y lo complicado y fatigoso que es organizarlo y movilizarse. La solución la tiene Rodrigo Rato, y como todas las soluciones brillantes de verdad, era muy simple. Hacerse bankero por 1.00o euros. Anímense, Luis y María, arquitecto y pediatra en sus ratos libres, ya lo son y se les ve felices, no con la cara de hipoteca que tenemos la mayoría.

Aquí mi primo Manuel, de profesión jefe (la más valorada en España desde tiempo inmemorial) no tenía suficiente con eso y ha decidido dar el salto, también es bankero.

La chica con dos carreras y con una beca de investigación de 800 euros al mes es el próximo anuncio. Además, nadie dice que no pueda seguir siendo bankera cuando emigre a Alemania. Incluso en el anuncio su abuelo puede salir haciéndole una ruta de lugares interesantes que conoció cuando fue a trabajar a la Volkswagen. Qué tiempos.

Kapitalismo popular

De lo que se trata es de dejar de pensar en corto, con la mezquina visión de las clases sociales e instaurar el capitalismo popular, en el que todos seamos accionistas, nos convirtamos en clase media y así se acabe la pobreza; una sociedad igualitaria en la que nuestra única preocupación sea la liga de fútbol. Además, todos seremos jefes, como Manuel.

Ante la posibilidad de alcanzar el paraíso capitalista en la tierra ¿qué son 1.000 euros de nada? No me sean mezquinos, oigan. Minucia comparado con el gustazo de pasear por las calles sabiéndose triunfador en esta bendita crisis que, como todas ellas, nos hace el regalo de abrirnos un montón de posibilidades (viva los libros de autoayuda) ya que un trabajo estable y un sueldo digno no son sino trampas para el espíritu inquieto y emprendedor. Por eso los propios dirigentes de Bankia se han establecido un sueldo simbólico de 10,15 millones de euros a repartir entre los tres diestros, tres: Rodrigo Rato, presidente; José Luis Olivas, vicepresidente, y Francisco Verdú, consejero delegado. Muy coherente con la contención salarial que proclaman cada vez que tienen un micro delante. También, supongo, que tendrán cláusulas de despido (perdón, regulación) flexibles, no se, de  33 días por año trabajado, por ejemplo.

Cierto es que Bankia es una entidad privada y que decide qué les paga a sus trabajadores. También es cierto que Bankia es una filial del Banco Financiero y de Ahorros (BFA) que a su vez ha recibido 4.465 millones de euros del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) para mejorar su solvencia. O sea, de nuestros impuestos. Así que si ya hemos puesto dinero ¿por qué no seguir poniendo? Que no pare la música y todos con Rato al paso alegre de la paz.

La nueva banka

Pero voy a ser bankero con ‘k’, que mola más porque es, como dicen sus folletos, la ‘nueva banca’. Tanto que tiene a gente nueva y refrescante, como Rodrigo Rato, de los Rato de toda la vida, al frente. Un joven dinámico y proactivo salido de familia humilde, un hombre hecho a sí mismo y alejado de todos los posibles defectos del sistema político-económico. Ni pasado franquista familiar, ni responsabilidad política, ni relación alguna con burbuja inmobiliaria ni, por supuesto, ninguna vinculación con la última catástrofe financiera. Todo un nini pero a la inversa.

Por el contrario, su brillante etapa al frente del Fondo Monetario Internacional es otra garantía de que con mis mil euros (y otro más bajo mi San Pancracio, toda ayuda es poca) voy a salir de esta crisis, cuando sea que se salga, entre los triunfadores.

Cuanto más lo pienso más ganas me vienen de darles mil euricos para ayudar a los muchachos con su negocio. En cuanto consiga estar un par de meses sin comer y 6 sin tabaco, fijo que invierto.

Yo lo tengo claro, y les recomiendo que hagan lo propio. O se animan o les va a quedar acampar en una plaza rodeados/as de perroflautas e insultados en Intereconomía. Ustedes sabrán lo que hacen.