Esclavo de la actualidad como bien saben los lectores de este blog, hoy me he impuesto hablar de las elecciones europeas. Apasionante, lo se. Quiero empezar aclarando que el titular no hace referencia a que, viendo las encuestas, voy a hablar de una máquina que cambie a los representantes que el pueblo tiene pensado elegir por otros que se acerquen a la altura del reto que se nos presenta. Lamentablemente no existe tal artilugio mágico.
Pero sí hay otro en marcha que debería acompañar al acta de diputado, dietas, billetes en primera clase, tablet y demás prebendas. Junto a todo eso debería acompañar, como regalo, un pack de esos tan de moda: una invitación a vivir una experiencia.
A primera vista no es decir mucho. El lector avisado estará pensando que la publicidad, como con tantas otras, ha desgastado la palabra experiencia y ahora todo lo es: te compras una plancha (perdón, centro de planchado) para vivir la experiencia de planchar, un sofá para vivir una sit experience o la última marca de kleenex para vivir una experiencia de narices.
No, yo hablo de una de verdad. Habría que invitar a sus señorías a experimentar una sesión (tal vez dos para el señor Cañete) en la máquina para ser otro, un experimento que se está llevando a cabo en Barcelona.