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Kristallnacht, la noche gloriosa de Der Stürmer

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La noche del 9 al 10 de noviembre de 1938,  un país presuntamente civilizado protagonizó uno de los actos más indignos de la historia contemporánea. Hito que no es nada fácil, con la propensión a los actos malvados que tiene la historia de cualquier época. Fue la Kristallnacht, la noche de los cristales rotos. 

Por toda Alemania y Austria se desató la violencia contra los judíos. Las cifras varían pero se estima que hubo un centenar de muertos y más de 30.000 detenidos, en su mayoría deportados posteriormente a los campos de concentración. 

Para que nadie se confunda: los detenidos no fueron los linchadores sino las víctimas. Sus viviendas y comercios fueron saqueados,  las sinagogas incendiadas, así como las escuelas y hospitales judíos.

Acción planificada

¿La causa? Según los nazis, una reacción espontánea de ira antisemita en repulsa al asesinato en París del diplomático Ernst von Rath a manos de un judío. La realidad: una operación orquestada por la autoridades nazis. 
Progromo,kristallnacht,noche cristales rotos,racismo,nazismo,propagandaCon motivo del aniversario, estos días se publican nuevas informaciones por las que Hitler habría colaborado en la muerte del diplomático, negando la ayuda que le podría haber salvado. Así tenía la excusa para desencadenar la acción.

Pero la planificación por parte de las autoridades no absuelve de la vergüenza a una población que de repente atacó salvajemente a sus vecinos. O que, en el mejor de los casos, miró hacia otro lado.

Bueno, lo de repentino no es del todo cierto.  El gigantesco y disparatado salto de castigar a toda una comunidad por el acto de uno de sus miembros no es producto de un mal momento.
Aquella infame noche debió ser una gran noche para Julius Streicher y la redacción de Der Stürmer. En realidad era el fruto de años de trabajo.
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Para llegar a esa noche de noviembre de 1938 se había recorrido previamente un largo camino. Desde el punto de vista legal, la legislación antijudía habían ido in crescendo hasta desembocar en las famosas Leyes de Nuremberg. 

Una leyes consentidas desde lo que hoy se llamaría la sociedad civil gracias a un ambiente hostil hacia la población de origen judío, a la que se consideraba no alemana, e incluso untermenschen. El estreno de la película Der ewige Jude (‘El judío eterno’), fue uno de los hitos. Y con permiso de Goebbels, el gran arquitecto de la propaganda nazi, el periódico Der Stürmer (1923-1945), creado y dirigido por Streicher, fue otro de sus colaboradores necesarios.

Streicher y la noche de los cristales rotos

Streicher era un camisa vieja. Profesor de primaria, ingresa en el partido nazi en 1922 y participa, junto a Hitler, en el Putsch de Múnich, en noviembre de 1923. A principios de ese mismo año funda en Núremberg Der Stürmer, llamada a sí misma “Semanario en la lucha por la verdad. Tras el golpe fallido de Munich es prohibido, hasta que reaparece en 1925.
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En sus primeros años el periódico tiene una tirada de 6.000 ejemplares. A partir de 1933, con la llegada de Hitler al poder, alcanza los 600.000. 

Nunca fue un medio oficial del partido, por mucho que lo pareciera, permaneciendo bajo la propiedad de Streicher. Seguro que se pueden hacer comparaciones con la actualidad, que evitaré mencionar para no caer en la indeseable reductio ad Hitlerum. Aunque supongo que a lxs lectorxs que hayan llegado hasta aquí no se les escapa que este post es de ‘rabiosa actualidad’, como dice el tópico.

El centro de la línea editorial de Der Stürmer es acusar a los judíos de todos los males que aquejan a Alemania, ya fueran reales o imaginarios. Con una retórica exacerbada y apoyándose en caricaturas llega a un público poco instruido y, por tanto, más influenciable. 

Publican todo tipo de patrañas, como rituales secretos en los que los judíos utilizaban la sangre de niños cristianos. Un discurso primario, de lógica disparatada, que va calando en el público alemán. Tiene, eso sí, la inestimable ayuda de otros factores como el ambiente de coacción y miedo que alimenta el régimen para favorecer la obediencia.sturmer_portadas

Prensa de agitación

Sus contemporáneos nos describen un Streicher casi paranoico, obsesionado con los judíos, convencido de que conspiran contra él. Autoritario, fanfarrón, arrogante, obsceno, amante de los placeres de la carne… Y a la vez un personaje con un discurso inteligente en privado, con una mirada aguda sobre la sociedad alemana de su tiempo. Fue uno de los artífices de colocar el antisemitismo en el centro de la vida alemana, como un pensamiento que lo explicaba absolutamente todo.

Personaje controvertido y odiado dentro de su propio partido, acumuló un gran poder en Franconia, y en su capital, Nuremberg, en gran parte por la protección de Hitler. El apoyo de Streicher en los primeros años del movimiento había sido muy importante para el líder nazi.  

Pero en una de esas luchas internas entre jerarcas nazis, en 1940  es despojado de sus cargos, aunque se le permite seguir dirigiendo Der Stürmer. Con una situación económica acomodada se retira de la primera línea política, yéndose a vivir a su casa de campo.
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Crímenes contra la humanidad

En mayo de 1945, acabada la guerra, se le identifica en Austria y es detenido y juzgado en Núremberg. Al quedar apartado del poder en 1940, Streicher no participó en la planificación de la guerra ni del Holocausto.

Pero fue tan importante su papel en la incitación del odio racial que se le consideró uno de los culpables del genocidio. 
Si no el arquitecto ni el planificador, sí que había sido uno de los hombres que había preparado el camino.  El 1 de octubre de 1946 fue condenado a muerte y el 16 del mismo mes ahorcado.

Streicher, colaborador necesario

El trabajo de Streicher en Der Stürmer fue una de las herramientas más eficaces para la deshumanización de la comunidad judía, condición indispensable  para que una sociedad pretendidamente avanzada llegara a Auschwitz.  El proceso, como la Kristallnacht, no llega de la noche a la mañana. Se construye artículo tras artículo, viñeta a viñeta. 

Se va inoculando el racismo poco a poco. El discurso radical la primera vez escandaliza y provoca rechazo fuera del mundo extremista. Pero día a día va calando, deja de incomodar, y la crítica al racismo se va anestesiando. Se ha roto la barrera y, sin alarmas, se van introduciendo detalles racistas en el discurso de los moderados, de la gente de orden. 

Poco a poco, hasta que la culpa del diferente, por serlo (o de todos los judíos por el acto de uno de ellos) entra en la lógica cotidiana de la gente de bien, se normaliza. De ser un elemento extraño pasa a ser verdad cotidiana. Después, tras la tragedia, cuando se enseñan las imágenes de los crematorios, todo el mundo exclama ¿cómo pudo pasar?

Y no me digan que son cosas de alemanes antiguos y que nada de esto les suena familiar.

4 comentarios sobre “Kristallnacht, la noche gloriosa de Der Stürmer”

  1. Como buen artículo judaico está plagado de MENTIRAS, ENGAÑOS y MEDIAS VERDADES (peores que las mentiras) ….entre tantas te anoto dos
    que te llevan a CONTRADICCIÓN, con tu propia redacción:
    -CITA DE USTED: «…un país presuntamente civilizado protagonizó uno de los actos más indignos…»

    -CITA DE USTED: » …con una retórica exacerbada y apoyándose en caricaturas, llega a un público poco instruído y, por tanto más influenciable…»

    O sea, cuando quieres llevar agua a tu molino haces creer una cosa y luego cuando conviene a tu rabiosa tesis te vas para el lado opuesto.

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