Hace unos años la revista Der Spiegel publicaba un artículo en el que se revelaban algunas cartas de soldados alemanes en el frente durante la Segunda Guerra Mundial. En una, el futuro escritor y premio Nobel Heinrich Boell escribía desde el frente, en 1940, a sus padres: “si es posible, por favor remitidme un poco más de Pervitin.”
Otro joven soldado destinado en Polonia en noviembre de 1939, también decía por carta a su familia: “Las condiciones aquí son duras, y espero que lo entenderéis si solo puedo escribiros cada dos o cuatro días. Hoy os escribo principalmente para pedir un poco de Pervitin…”.
Las condiciones son difíciles, escribir es muy complicado… está claro que el Pervitin es algo muy importante para ese soldado. Pero ¿qué es el Pervitin? Un vigorizante, una vitamina, algo que “te mantiene alerta”, enérgico y de buen ánimo.
O, siendo más preciso, metafentamina.