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Lidia Litviak, la rosa blanca de Stalingrado

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Lidia Litviak quiso volar desde que tuvo uso de razón, era su pasión. Pero nació en un tiempo y un lugar que, como a todo el mundo, le impuso sus reglas. Y Lidia voló, pero por encima de una ciudad remota a orillas del Volga, donde entre agosto de 1942 y febrero de 1943, millones de personas (Rattenkrieg, “guerra de ratas”, le llamaron los alemanes) se dedicaron con todo su empeño a matarse con fiereza. Y se les dio bien, muy bien.

Las estimaciones más conservadoras superan con creces el millón de muertos, entre civiles y militares. La ciudad bautizada por aquel entonces con el nombre de Stalin, hoy Volgogrado, ostenta el honor de ser escenario de la batalla más sangrienta de la historia.

Todo ese horror dejó, como pasa siempre, algunos héroes famosos entre los vencedores, como Chuikov o Záitsev, al que le hicieron una película con Jude Law. Todos hombres. A Lidia creo que no le han hecho todavía una película, pero ella también fue una heroína.  Lidia “Lily” Litviak  pasó a la historia como La Rosa Blanca de Stalingrado.

Yo me acabo de enterar, pero Lidia Litviak es la más famosa piloto de caza de todos los tiempos: la primera mujer que abate un avión enemigo y la que todavía ostenta el récord de derribos. Es considerada un ‘as de la aviación’ y en mayo de 1990 recibió, a título póstumo, la distinción de Heroína de la Unión Soviética.

Durante la Segunda Guerra Mundial varios ejércitos cuentan con mujeres en sus filas. Pero mientras británicas o estadounidenses hacen labores de retaguardia, las soviéticas están en el frente junto a sus compañeros. Más que la convicción es la necesidad acuciante de personal y la determinación de las mujeres lo que lleva a los jerarcas soviéticos a consentir su participación en primera línea.

Litviak, pasión por volar

Lidia nace en agosto de 1921 y desde niña se siente atraída por la aviación. A los 14 años empieza a recibir clases de vuelo y al año siguiente ya pilota. Es una instructora de vuelo adolescente cuando queda impresionada por la hazaña de su compatriota Marina Raskova, primera mujer aviadora de la URSS, que en 1938, junto a  otras dos aviadoras, establece el récord femenino de distancia de vuelo sin escalas.

Marina Raskova

Por eso, cuando estalla la guerra y Raskova pone en marcha el Grupo de Vuelo Especial 122, solo con mujeres, Lidia quiere alistarse. En principio no lo logra, pero miente en su solicitud (engordando sus horas de vuelo) y es finalmente aceptada.

Cuando Lidia llega a la base de Engels, al norte de Stalingrado, su primera labor es de costura. Ustedes dirán “ya empezamos” pero no, lo primero que deben hacer  todas las reclutas es adaptar los uniformes porque no hay tallas para mujeres, y menos tan menudas como Lidia. Tampoco botas de su número, por lo que tiene que rellenarlas con periódicos. Los asientos y los pedales de los cazas también deben ser adaptados por las mecánicas.

El entrenamiento en Engels es duro, de 12 a 14 horas diarias. En meses deben aprender lo que normalmente se hace en 2 años ya que se enfrentarían a aviadores y máquinas sin rival en aquel tiempo.

De aquella escuela salen 3 regimientos de combate formados solo por mujeres –aviadoras, mecánicas y personal logístico– el 586, el 587 y el 588. Lidia empieza en el primero de ellos pero pronto da muestras de su extraordinaria habilidad y es transferida a un regimiento de hombres, que tras las reticencias iniciales tiene que rendirse a la evidencia: Lidia, además de  valiente, vuela como los ángeles.

Un lirio blanco

Como todos los pilotos, quiso dar personalidad a su yakolev y pintó un lirio blanco en su cabina. En los cielos de Stalingrado el lirio se confundía con una rosa, lo que le valió el sobrenombre. Una rosa blanca en medio del lodazal que era todo aquello.

Lidia Litviak, Lidiya Litvyak, Lydia Litvak, Lilya Litvyak, Lily Litvak, mujeres segunda guerra mundial, Ejército Rojo, Mujeres ejército rojo, aviación soviética, las brujas de la noche, aviadoras soviéticas.Le gustaban tanto las flores que siempre llevaba un ramo en su cabina, como quien pone un pequeño tiesto en la mesa de la oficina. Cuando tienes 20 años y estás metida en una locura (“tic,tac,tic,tac: cada 7 segundos muere un alemán en Stalingrado”, repetía sin cesar la radio rusa a sus enemigos) las flores pueden recordarte por qué haces lo que haces. No se, hablo desde fuera. Quizás es que una joven de 20 años siempre es una joven de 20 años, incluso en un infierno helado. Leo en Wikipedia:

Una vez, en Engels, hicieron salir a Lilya de la formación matutina. Llevábamos el uniforme de invierno, y ella había cortado los bordes superiores de sus botas altas de piel a fin de hacerse un fular para su traje de vuelo. Marina Raskova, nuestra comandante, le preguntó cuándo había hecho eso. Lilya contestó: «Durante la noche». Lilya quería vestir a su manera. Raskova le dijo que durante la noche siguiente, en vez de dormir, volviera a coser la piel en su sitio. […] Era muy extraño: había una guerra en marcha y esta rubia, esta chiquilla, estaba pensando en adornos para su traje. Me pregunté: ¿qué clase de piloto va a ser esta, si no le preocupa nada más que su fular y su aspecto?

Inna Pasportnikova, mecánica de Lídia, en A. Noggle y C. White: Un Baile con la Muerte: aviadoras soviéticas en la Segunda Guerra Mundial

Perdida en el cielo

Tras los primeros derribos, Lidia se había ganado el respeto de sus compañeros y el miedo de sus enemigos. La batalla de Stalingrado acaba pero la guerra sigue, y el yakolev de Litviak continúa eliminando aviones alemanes.

Ya era un ‘as de la aviación’ (alcanzó 5 derribos) cuando se la asigna a un grupo de élite llamado okhotniki (cazadores por libre). En él los pilotos simplemente salían a volar y seguían sus instintos, sin tácticas preconcebidas.

Llevaba 12 derribos en solitario y había sido herida y abatida en 2 ocasiones cuando el 1 de agosto de 1943, durante la batalla de Kursk, tuvo una jornada de trabajo bastante cargadita. Hizo cuatro salidas en ese día. En la cuarta fue sorprendida por 8 aviones enemigos y nunca volvió. Tenía 22 años cuando hizo su último vuelo.

Ni su avión ni su cuerpo se pudieron recuperar. Su mecánica y amiga Inna Pasportnikova nunca la olvidó e inició una búsqueda que duró nada menos que 36 años. En 1979 recuperaron un cuerpo que podría ser el de Litviak, pero aquí las versiones son contradictorias. Tal vez siga volando escondida entre las nubes, ya sin necesidad de disparar a nadie.

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17 comentarios sobre “Lidia Litviak, la rosa blanca de Stalingrado”

      1. hola! amo a los aviones , una vez que me empezó a gustar el cielo nunca más me sentí segura en tierra.por más complicada que este la vida para un piloto ver el cielo es estar en casa y se está en casa al tocar el cielo ,aún con la mirada.me alegra haber encontrado tu blog y el valor que das a las mujeres, que hicieron cosas buenas ,marcando el camino para otras.desde buenos aires, hasta pronto.

        1. Muchas gracias por tu comentario Luciana, transmites bien esa pasión por volar. Lamentablemente las mujeres han sido injustamente invisibilizadas en la historia oficial. Este blog intenta rescatar historias y personajes olvidados (siempre desde el punto de vista de ‘Los Nadies’, que diría Galeano). Así que seguirán pasando por aquí mujeres. La mayoría admirables, y alguna que otra malvada.

  1. Admirable mujeres lastima que no les hicieron justicia, merecen ser reconocidas, también hubo un escuadrón norteamericano y jamás se habla de lo mucho que estas mujeres apoyaron.

    1. Muchas gracias Caro, por leer y por tus comentarios. Aquí seguiremos, siempre que podamos, con estos temas. Espero acertar más de los que te gusten.

  2. Estoy con Caro. También hubo un escuadrón de mujeres en Norteamérica a las que pocas referencias se hacen.
    Gracias por traernos la historia de Lily. Una pena que no sepamos si su compañera pudo rescatar sus restos.
    Un saludo.

    1. Muchas gracias por el comentario Nanny. La diferencia es que las soviéticas fueron las únicas (también en tierra) que entraron en combate, por eso lo menciono en el post. Pero eso no le quita ningún mérito a esas mujeres estadounidenses, ni a las británicas, ni a las francesas, etc. que arriegaron sus vidas. Algún post hay en el blog sobre ellas, como el de Christine Granville.
      Me apunto lo del escuadrón americano, muchas gracias.

  3. … Muy emocionante la historia de esa aviadora rusa… Un saludo a todos los hombres y mujeres y pueblos de este mundo que murieron jóvenes!!!… Y… Que lo continúan sufriendo hoy… Por estúpidas ideologías o sistemas mezquinos que utilizan a las personas para beneficios asquerosos.

  4. Muy interesante la historia de Lidia, mi admiración por las mujeres luchadoras en todos los ámbitos.
    Gracias por el reportaje tocayo

    1. jejeje, creí que aún estaba dormido «¿cuándo me comenté yo a mí mismo?».
      Muchas gracias por el comentario Miguel, me alegra que te haya parecido interesante.

  5. Excelente historia de una heroína que siendo tan joven evitó que muchos aviones enemigos cegaran la vida de miles de personas.
    Muchas gracias por compartir.

    1. De nada Miguel Ángel, muchas gracias a ti por comentar. Me alegro de que te haya gustado la historia.
      la pena es que no pudo volar sin más, sin disparar ni ser disparada, todos los años que ella hubiera querido. Pero sí estuvo ahí salvando vidas cuando apenas le dio tiempo de vivir la suya.

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